
El artista es un mago que nos atrapa en su juego, mostrándonos su interior nos hace partícipes del lenguaje de sus sueños con un truco final: nuestro propio vocabulario. Nos invita a cambiar nuestra forma de percibir la realidad, a acompañarle en su delirante viaje y a formar parte de su obra con nuestra interpretación.

Hasta el 30 de enero de 2022, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza ofrece al público la primera retrospectiva de René Magritte (1898-1967) que se celebra en Madrid desde 1989, cuando la Fundación Juan March presentó por primera vez en España la obra del pintor belga, considerado uno de los más destacados representantes del surrealismo. “La máquina Magritte” es el título que ha elegido esta vez el Thyssen para realzar el componente repetitivo y combinatorio en la obra del artista, cuyos temas obsesivos vuelven una y otra vez con innumerables variaciones. Comisariada por Guillermo Solana, director artístico del museo, cuenta con la colaboración de la Comunidad de Madrid y reúne más de 90 pinturas procedentes de instituciones, galerías y colecciones particulares de todo el mundo, gracias al apoyo de la Fundación Magritte. La exposición se completa con una selección de fotografías y películas caseras realizadas por el propio artista, que forma parte de una muestra itinerante comisariada por Xavier Canonne, director del Musée de la Photographie de Charleroi, y que se mostrará en una instalación especial, por cortesía de Ludion. Tras su presentación en Madrid, viajará a CaixaForum Barcelona.

Esa no es mi cara
Con un despliegue de súper poderes, cada imagen es una trampa para cazar al Ser. El cepo es la atmósfera de contacto que despierta una lectura diferente para cada uno. Abierto al significante y al significado, según la cultura y la sensibilidad; abre una puerta al diálogo y a la elucubración.
Son tus sentidos los que te engañan, el juego que plantea se establece entre la esencia y la apariencia. Entre lo que parece ser y lo que realmente es.
¡Cuidado con los artistas! Son magos supremos del arte de representar, y su juego, trata de confundirnos sobre el ser y el parecer de lo que vemos.

Inmersa en su mundo, lo que antes pesaba ahora me da sustento. Lo viejo se descascarilló y se fue cayendo para dar lugar a lo nuevo. Contraste entre lo inerte y lo palpitante, blanco, gris, negro, se deslizan para dar lugar a conmovedora carne, vibrante rojo, dilatado azul. Como una corteza vieja de árbol, ya no duele. Dejándolo atrás, se desprende solo.
Morada abandonada y fría, gocé de ella, pero ya no la habito.
Esa no es mi cara, la dejé suspendida de una rama seca con mis pies viajeros, junto a más fragmentos de lo que ya no soy.
Recordé el día en que para llegar a tiempo y andar más rápido deseé tener, por lo menos, tres pies más.
Yo querría tener cuatro manos, para poder tocar con mis dedos las copas de los árboles y atarme los zapatos a la vez. Yo querría tener cuatro manos para pintar y comer al mismo tiempo… Cuatro manos para abrir mi jaula… La máquina Magritte.

Photography: Juan Borgognoni
Asistente de fotografía: María José Valido
Ayudante de producción: Laura Indigo
Dirección de arte: Juan Borgognoni y Carolina Verd
Esculturas y máscaras: Nikoji
Música: Electrophorus Music
Moda:
Foto principal: Marlota
Foto 3: Marlota
Foto 5: Vestido creado en exclusiva para nuestro homenaje a Magritte por Ernesto Naranjo.
Maquillaje y peluquería: Guerlain por Naomi Gayoso asistida por Félix Tebar
Localización: Parque temático El Bosque Encantado