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He visitado la iglesia de San Juan Bautista en Alarcón y sus pinturas murales varias veces, pero esta semana la visita ha sido más que especial, inolvidable. Jesús Mateo, el artista, me ha acogido en su nave para viajar a otros mundos y me ha contado el proceso de su creación, los siete años que pasó entre sus paredes pintando y el significado de sus formas. Cada vez que he visitado la iglesia he apreciado en la lectura de sus pinturas cosas diferentes. Y es que Jesús Mateo me explica que cada uno ve y siente lo que tiene dentro; la obra habla y despierta en cada persona un mundo diferente. Todos coinciden, dice, en sentir que este espacio tiene algo especial, una sensación de estar en un no tiempo, fuera de la realidad del día día, bien cobijado, como en una cueva.
La iglesia desacralizada de San Juan Bautista y sus pinturas murales
Me cuenta el artista que descubrió la iglesia la noche del 11 de junio de 1994 por casualidad, después de conocer a Luis, el párroco de Alarcón en ese momento, en una comunión. Luis le ofreció hacer una exposición en la iglesia, en un intento de volver a darle vida al espacio. Jesús Mateo no cree en el mundo de las galerías y mercaderías del arte así que, aunque no tenía intención de hacer una exposición, le pidió que le enseñara el espacio.
La Iglesia de San Juan Bautista llevaba 200 años desacralizada, había hecho las veces de establo, la Sacristía había sido un urinario público, también fue la central que abastecía de agua el pueblo y, en ese momento, la nave se usaba como almacén. Jesús cuenta que cuando entró en el espacio, en ruinas y desnudo, vió las paredes pintadas: entendió que él iba a llevar a cabo este cometido, iba a conseguir llenar de vida la elegante edificación de estilo herreriano del siglo XVI que se erigió sobre una iglesia románica.
La historia detrás de las pinturas
A Jesús Mateo le costó un año convencer a Luis, quien tomándolo por joven loco –entonces tenía 22 años– le mandó para casa en dos ocasiones, intentando quitarle de la cabeza la idea de pintar las paredes de la Iglesia. Ya que el párroco no quería saber nada del proyecto del joven artista, para poder hacer las maquetas de la iglesia tuvo que mandar a un amigo que en una misión casi de 007 para copiar los planos. Jesús Mateo guardó las maquetas y los cientos de bocetos que realizó para enseñar su idea, sabiendo que algún día pintaría las pinturas murales.
Un día, me cuenta Jesús Mateo, vinieron a verlo a su estudio unos amigos, vieron en una esquina la maqueta y empezaron a hacer posible su materialización. Así es como comenzó la aventura de la realización de este espacio mágico que te teletransporta a un lugar que te hace sentir como en el vientre materno.
Contemplando las pinturas y disfrutando del lujo que representa poder hablar con el artista delante de su obra, me deleito imaginando las anécdotas que me cuenta Jesús Mateo.
Le pregunto: ¿y cómo supiste cuándo acabar? Uno nunca sabe cuándo acabar porque un creador difícilmente siente que su obra esté terminada. Hay que aprender a escucharla y, cuando se ha llenado de vida, te va echando ella sola, se va despidiendo. Jesús me cuenta que en la soledad de las noches de trabajo en la iglesia lo acompañaba un murciélago; lo acompañó durante los siete años. El Ministerio de Cultura puso unas puertas de vidrio delante de las puertas centrales en el interior de la nave durante la obra de restauración del edificio. El murciélago, que solía entrar y salir por la puerta principal y volar entre las pinturas, murió. Esa noche Mateo supo que había acabado con sus pinturas murales en Alarcón.
Pinturas de valor artístico mundial para la UNESCO
Las pinturas de Jesús Mateo en Alarcón quedarán para la posteridad como creación única hecha en un lenguaje personal de símbolos y signos que nos cuentan la lucha del artista con su obra y la del hombre con su entorno, su naturaleza. Así, los mundos anteriores a la presencia del hombre en la tierra, los orígenes de la vida, las formas primitivas que nos formaron y que volveremos a formar, los sueños, los fantasmas de nuestro propio pasado, el axis mundi, la caverna iluminada, la bóveda celeste, la lengua de plata, el árbol de la vida, el árbol cósmico, la angustia, la ansiedad, la finitud, la propia vida individual son las ideas que han conformado una identidad plástica única. A través de figuras que representan el mundo vegetal, animal y mineral, el artista va atando, cosiendo, dando forma a otras estructuras primarias y secundarias, y va componiendo este mundo con un lenguaje único.
Jesús Mateo pinta un desbordamiento de situaciones descontroladas que se someten a la volumetría de la construcción. Parece que las pinturas son sonoras y, sin embargo, el sonido es sordo; parece que se están moviendo, pero están quietas. Este valor único ha sido mundialmente reconocido. En diciembre de 1997 la UNESCO declaró las pinturas de valor artístico mundial.
Jesús Mateo y su no lugar
Jesús Mateo me explica que él intentó sumergirse en ese momento iniciático en el que estás antes de venir al mundo, que las pinturas representan una búsqueda del sueño que tuvo en el vientre materno antes del parto, la búsqueda del momento mágico de la creación, del primer momento de la explosión del inicio. Ha intentado encapsular ese momento en el que te estás creando.
“Cuando estás en la iglesia te sientes en un estado de gracia, te sientes bien, cobijado, protegido, como se deberían sentir nuestros ancestros cuando entraban en la cueva y pintaban esas formas que no se sabe si son mágicas, trascendentes, religiosas, simbólicas, alegóricas o artísticas. No se sabe, están ahí. Es aprovechar el cobijo para engrandecerlo o para hacerlo más cercano –es una cueva iluminada, el útero materno o la ballena de Jonás– a pesar de que el espacio sea tan grande”.
Ha conseguido crear un no lugar. Ha conseguido crear: ha cogido los colores y las formas y ha conseguido hacer algo no hecho. Dice que, más que pintar con la mano, ha pintado con la cabeza.
El artista pintó en solitario los 1500 metros cuadrados de la iglesia en una relación íntima con el soporte. Fueron, comenta, “años maravillosos, sin coacciones, sin censuras y sin más compromiso que el adquirido conmigo mismo”.
Textos y fotografías interpretativas
Se entra a la iglesia por la sacristía, un paso entre el mundo del presente y el mundo de dentro del edificio, donde el tiempo parece no existir. El espacio intermedio te prepara para hacer el viaje al interior y contemplar las pinturas murales de Jesús Mateo. Es en este espacio donde se puede leer lo que escribió Saramago cuando visitó la iglesia; se titula Los colores de la tierra, y en él dice que Jesús Mateo ha logrado “fundir en una expresión única, y casi puedo decir que unísona, como un coro de plenas voces simultáneas, como un políptico perspectivamente reunido en un solo punto de fuga, las enormes paredes que subían del suelo arrastrando con ellas todos los colores sordos de la tierra para ir al encuentro de los colores luminosos del aire. (…) No sé si la iglesia de San Juan Bautista de Alarcón acabará siendo mirada y considerada como la Capilla Sixtina de nuestro tiempo, pero sé, tanto por ciencia que creo cierta como por intuición adivinatoria, que el pintor Jesús Mateo nació del mismo árbol genealógico que dio sus mejores frutos en El Bosco y en Bruegel el Viejo. Como ellos, Jesús Mateo explica el hombre. Por lo visible y lo invisible”.
Las reflexiones, fotografías y composiciones que las pinturas murales han inspirado a diversas personalidades y artistas como José Saramago, Antonio López, Gustavo Bueno, Ernesto Sábato y Francisco Brines se pueden ver y leer en los libros de la mesa expositiva de la entrada. Los libros que más me han gustado son El noveno día de la creación. Pinturas murales de Jesús Mateo en Alarcón y Un ensayo fotográfico sobre las Pinturas Murales de Alarcón, UNESCO.
El workshop de esta semana
La forma que tengo de entrar más profundamente en el mundo creado por Jesús Mateo en sus pinturas murales es el workshop de esta semana. Este workshop es muy especial, lo ha diseñado el propio artista. Jesús Mateo propone que en nuestra experimentación pintemos una pared. La propuesta es que los participantes de la experimentación “intenten pintar plantas que no lo sean, animales que no lo sean y minerales que no lo sean. En cada una de las formas… así conseguirán pintar plantas que serán, animales que serán y minerales que también serán”. ¡Ya tengo ganas de comenzar nuestro siguiente viaje, de profundización en el mundo artístico de Jesús Mateo para entender mejor su obra! Os invito a que participéis y que lo hagáis con vuestros hijos, si no en una pared, puede ser en un papel grande pegado en la pared.
Fotografía: Oscar Rivilla.
Estilismo y diseño conceptual: Carolina Verd.
Maquillaje: SuandJo Rabadan.
Peluquería: SuandJo Rabadan.
Moda: vestido rojo, Maje París.
El Noveno día de la Creación from IRALTA VR on Vimeo.
Me encantó esta transportación a este espacio obra maestra y maestro, por el momento, lo que personalmente más me ha gustado!!!.
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Si, este post ha sido especial, por el artista, su obra y porque al poder hablar con él os he podido contar lo que me conmovía de sus pinturas. He podido contar algo nuevo, mi percepción. Gracias.
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Que especial, no lo conocía, me ha encanto verlo, leer la historia y entender el porque de las imágenes. Gracias por darnos a conocer partes tan bonitas de nuestros arte y nuestro país!! Enhorabuena por tu trabajo me encanta!!!
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Gracias.
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