Dar la dicha por descontada… Como algo que está ahí, como un pozo sin fondo, como si las aguas nos perteneciesen por derecho propio.
Después vinieron los monólogos interiores, los diálogos a dos voces, las conversaciones a deshoras.
Acaso para que no doliese la soledad…
En mis desvelos me acechaban preguntas: ¿Es real lo que percibimos o es lo que nuestros sentidos envían a nuestro cerebro? Las impresiones ¿pueden ser modificadas por componentes como la luz, el espacio y el movimiento?… ¿Habéis tenido alguna vez la sensación de estar perdidos en una quimera?…

Solo es necesaria una fracción de segundo. Una forma de sentir diferente y el suelo se transforma en cuerda floja. Y a la inversa. Balanceo de realidades. Dulce y al mismo tiempo amarga es la sensación de libertad en el transcurso del cambio de perspectiva, tanto que en ocasiones escuece el gaznate.
Salían a cazarme los más desestabilizantes pensamientos. Caía en su trampa una noche tras otra. En el desconsuelo me repetía: “Vívelo, es irremediable”. Haciendo flotar mis ansiedades a la deriva, fantaseaba con la idea de que esta frase era mi roca, y que no existía nada en este mundo que me satisficiese más que su amparo.

Agitada en las últimas horas de luz, escuchaba música para exorcizar mis demonios. En ese trance, las cuatro paredes que me daban cobijo -testigos de mi alboroto- intentaban transformarse queriendo recomponer el escenario. Paredes que se transparentaban y reflejaban espacios abiertos, creaban cada tarde nuevas realidades y lograban transportarme a mis anhelos.
¿Qué quieres niña?
_Lo que no hay en casa…_ les respondía yo. Y bailaba… Y bailo…

Fotografía: Óscar Rivilla
Dirección de arte: Carolina Verd y Óscar Rivilla
Música: Electrophorus music
Edición: Alexis fernandez En Cursiva Comunicación
Looks: El armario de Madrid
Hair&Makeup: de Guerlain por Alba Glance