Joana Vasconcelos: el arte de lo cotidiano

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Inspirada por la obra de Joana Vasconcelos me he calzado unas botas hechas con azucarillos. Con ellas, y una pisada dulce de azúcar de caña, cocino a fuego lento este texto con el fin de acercarnos al mundo creativo de esta artista que tanto provoca. 

Si Vasconcelos ha creado un zapato de tacón gigante modelado a base de tapaderas de ollas ¿podría yo para rendirle homenaje hacerme un vestido con mi cubertería? Entre guiso y párrafo me marcaría un baile de metales al ritmo de menú salsero… 

O quizá ponerme un top de copas tintineantes que llevar a la siguiente fiesta. Ya no tendría que esperar a que me rellenaran el vaso, llevaré puesto todo el champán que puedo beber en una noche.

¿Esta gran lámpara de araña no está hecha de tampones?

25.000 tampones blancos y relucientes. Su obra se dio a conocer internacionalmente tras su participación en la 51ª Bienal de Venecia de 2005 con La novia (A Noiva, 2001–05). Fue la primera mujer, y la artista más joven, en exponer en el Palacio de Versalles en 2012. Y es que el arte de Joana Vasconcelos, portuguesa nacida en 1971 en París, es tan monumental y vibrante como la propia vida. Artesanía sencilla pero mostrada muchas veces más grande con toda rotundidad; manufacturas de pequeñas cosas que bien pueden pasar desapercibidas integradas en un todo unitario, amplificado y deslumbrante logrado a partir de agrupar con acierto dispares componentes elementales. 

Enormes redes de ganchillo aumentado de escala y conjuntos de objetos cotidianos que pierden su particular entidad doméstica, objetual, utilitaria o tecnológica, prestándose a formar otra cosa mayor con otro mensaje. 

Casi se podría decir que a través de sus instalaciones se convierte en una alquimista de lo cotidiano, chocante, por sus dimensiones y por su ironía… Sus grandes piezas son además apabullantes, realizadas a partir de atípicos materiales inesperados y sacados de su contexto funcional. Desde planchas de A todo vapor, a 4.000 tenedores de plástico rojos que componen Corazón independiente rojo, ollas y tapas de acero en Marilyn, o una máscara veneciana creada por multitud de espejos en Yo seré tu espejo

Sus trabajos están creados con materiales ordinarios: utensilios de cocina, bordados, ganchillos, azulejos, urinarios, teléfonos… Elementos que buscan la reacción del que observa, a través de la carga narrativa y emocional que desprenden. Una invitación a reflexionar sobre la identidad femenina gracias a un lenguaje directo, crítico y lleno de humor. “Aunque mis obras tengan un trasfondo de denuncia, es necesario que sean bellas, otorgarles una mirada positiva. Uso colores muy vivos, los que veo a la luz de Lisboa, donde vivo y trabajo. Son los que conozco, los de mi país”, asiente.  

Desnudar las cosas

Para Vasconcelos, por encima de todo, es fundamental la capacidad de comunicar, contar a través de metáforas convertidas en esculturas, el mundo que le rodea. Su personal expresión artística está cargada de mezcla de estéticas, con múltiples raíces culturales e influencias diversas. En su obra hace referencia al famoso urinario de Marcel Duchamp con Purple Rain, o al tradicional gallo de cerámica portugués Pop Galo

Habla de su visión del mundo femenino, que en ocasiones ha despertado polémica, porque, según expresa, desnuda “muchas cosas sobre las cuales las mujeres tienen miedo de reflexionar”. “Ese es el problema, y es que hay piezas que reflejan la paradoja de nuestros días: de lo privado a lo público; la mujer familiar, la mujer social, la mujer más tímida, la mujer más sexual, la mujer más inteligente o la mujer objeto. Porque hay muchas mujeres. Ahora ya no hay un patrón”, asegura.

Lo que más me gusta de su obra es que hace esculturas con materiales ajenos a la escultura tradicional, elementos asociados al trabajo doméstico y a la artesanía para contar su visión sobre la mujer moderna, su identidad nacional y colectiva frente a la tradición cultural. Es asombrosa su capacidad de hablar de cosas como los roles de la mujer en la sociedad, y colocarlas frente al espectador haciéndolo con chispa, y sutil crítica a la vez. 

En su obra Sobreviviré, la artista exhibió un embrollado universo de bordados, crochet y filigranas como alegoría del sexo, la tecnología y la ética. Solo ella es capaz de con semejante cruce de materiales y conceptos expresar algo recurrente a lo largo de toda su trayectoria artística: la problemática de género. 

¿Dónde visitar su obra?

Su obra se ha podido ver en el museo Guggenheim de Bilbao (2018). Actualmente su instalación Valquírias (2020) se puede visitar en el museo de arte MassArt de Boston, mientras que obras como Vista Interior, Solitario, Tutti Frutti, Big Booby 4, entre otras, se pueden encontrar en el Sculture Park de Yorkshire hasta enero de 2022. Algunas de sus esculturas, como Pop Galo, están dotadas de movimiento, de luces led y de música. Inmensa Vasconcelos, no deja de sorprendernos… 

Fotografía: Óscar Rivilla

Música: Electrophorus

Dirección de arte: Óscar Rivilla y Carolina Verd

Edición: Alexis Fernández en Cursiva Comunicación

Moda:

Foto principal: Top de copas hecho por mí; pantalón Ángel Schlesser cortesía de Koa Press.

Foto 2: vestido de cucharas, cuchillos y tenedores hecho por mí.

Foto 3: vestido y chaqueta de Mango cortesía de Finally Press. Botas de azúcar hechas por mí.

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