Anda desbocada, cuanto más la alimento más hambre tiene. La imaginación nunca se sacia. Rumiando, rumiando, en sueños me susurra. Dominante, me invade. Intento entretenerla con trabalenguas. A mí me gusta la carne más bien cruda. ¿Qué estás diciendo? Todos quieren dar su opinión. Tú mastica y traga. Temerosa y pudorosa, no quiero ni verla. Pero me sigue como mi propia sombra; siempre aquí y en cualquier parte y sin necesidad de cerrar los ojos, se muestra salvaje e irrespetuosa. Rendida, me despoja de todo recato: “Niña, ¡que no quiero verte más de negro!” Y entonces, quiero encerrarla en una pequeña jaula dorada, de las que están hechas para guardar lo escuchado sin digerir. Nunca supiste andar ligera. Siempre con mil ojos, con oído audaz y boca por mil… A veces déspota, a veces sincera, a veces más real que la propia existencia.
Los objetos como altavoz de nuestro subconsciente
“Quizá haya llegado el momento en que la imaginación esté próxima a volver a ejercer los derechos que le corresponden. Si las profundidades de nuestro espíritu ocultan extrañas fuerzas capaces de aumentar aquellas que se advierten en la superficie […] es del mayor interés captar esas fuerzas […], someterlas al dominio de nuestra razón si es que resulta procedente”. (André Bretón, Primer Manifiesto Surrealista,1924)
Proveniente del término francés surréalisme (sur, sobre o por encima, más réalisme, realismo), fue acuñado por el escritor francés Guillaume Apollinaire en 1917 para denominar a un movimiento transformador de poética, de arte gráfico, plástico, fotográfico y cinematográfico, generado a la par que las teorías psicoanalíticas que proporcionaron entidad y cabida a una noción de realidad que nos acompaña en el inconsciente.
Después de que André Bretón presentase oficialmente el Primer Manifiesto Surrealista en 1924, el surrealismo se convirtió en un movimiento intelectual y político internacional, cuyos miembros provenían de distintas disciplinas. La poesía, la escritura, el cine, la pintura, la música, y el mundo del diseño rompió con el principio de funcionalidad. Si antes primaba su ideación, con el surrealismo se libera de esa atadura y los objetos se convierten en un altavoz del subconsciente, en una metáfora en la que lo cotidiano se usa para expresar lo profundo.
Objetos de deseo en CaixaForum
Por eso, la exposición que hemos podido visitar este año en CaixaForum Madrid “Objetos de deseo. Surrealismo y diseño 1924-2021” invitaba al espectador a caer en la cuenta de que el diseño y los objetos cotidianos fueron una gran fuente de inspiración y tuvieron un papel crucial en la evolución del movimiento surrealista. Y viceversa, pues el surrealismo liberó al mundo del diseño de la esclavitud del funcionalismo.
En la muestra se apreciaban “paralelismos que raramente se han estudiado” pudiendo ver que en el diseño de los últimos cien años los objetos se crean según su función, pero también en el trasfondo de la realidad oculta en los mitos, los sueños y las obsesiones escondidas, alrededor de lo surreal. Un recorrido a través de pinturas, esculturas, objetos de colección, carteles, revistas, libros y fotografías, así como películas históricas, de Gae Aulenti, Björk, Claude Cahun, Achille Castiglioni, Giorgio de Chirico, Le Corbusier, Salvador Dalí, Isamu Noguchi o Meret Oppenheim, entre muchos otros.
Y es que el diálogo entre el surrealismo y el diseño continúa siendo actual, buscamos la realidad que emerge detrás de lo visible, creamos objetos que rompen con las costumbres y abandonan lo convencional y lo cotidiano, descolocándonos junto con ese desconocido novedoso, desviando nuestra visión de la forma de las cosas hacia sus mensajes subyacentes Objetos nunca vistos…
Fotografía: Óscar Rivilla
Música: Electrophorus
Dirección de arte: Óscar Rivilla y Carolina Verd
Edición: Alexis Fernández en Cursiva Comunicación
Maquillaje y peluquería: Alba Glance para Guerlain
Moda:
Foto 2 y 4: vestido negro de Bash
Foto 3: vestido negro de Anna Sui
Bocas, orejas y ojos hechos por Carolina Verd
Agradecimientos a Alfredo Velasco
Carolina Verd 