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Para el pintor, escultor y profesor de arte Jörg Immendorff (Bleckede, 1945 – Dusseldorf, 2007), el arte debe ser como la comida de cada día. Debe ser un alimento intelectual de primera necesidad y, por ello, el artista debe cumplir la función de nutrir culturalmente a la sociedad con esa sustancia (su obra) que alivia el hambre.
El artista neo-expresionista alemán estaba convencido de que la actividad artística puede modificar la realidad. Immendorff usaba el arte como herramienta para superar la situación de la separación en dos de Alemania y para tratar de unificar su patria.
La visita a la ya pasada exposición “Jörg Immendorff. La tarea del artista” en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) nos invita a meditar sobre el artista y su función en la sociedad.

¿El arte es una herramienta para modificar la realidad?
El arte ha proporcionado un espejo a la sociedad contemporánea, a veces creando conciencia sobre temas urgentes o defendiendo el cambio. Ya sea a través de los medios tradicionales o modernos, figuración o abstracción, militancia u observación independiente, las obras de arte resaltan aspectos de la realidad social en la que fueron creadas, y tratan de generar una reacción y transmitir un mensaje más o menos explícito a sus públicos.
Los artistas son un vehículo para expresar la emoción universal. El arte es un potente medio de expresión para comunicar con fuerza un mensaje político o invitarnos a encontrar nuestro propio camino a través de capas de significado. Su lenguaje polisémico y universal es comprensible para cualquier ser humano, ya que apela a nuestros sentidos, emociones y a la facultad de pensar (si bien, a veces, no del todo descifrable precisamente por la diversidad de significados). Puede modificar la realidad en cuanto que las manifestaciones artísticas nos muestran de dónde venimos, nos hablan de lo que pasa en el presente y nos aportan una oportunidad para actuar y crear un nuevo futuro.
Los artistas trabajan para iluminar ciertos márgenes, desviando y centrando la atención e induciendo a la introspección y a la reflexión; con ello invaden y transgreden los convencionalismos, llegando a atreverse incluso a ultrajar el inmovilismo, provocando la conciencia crítica y la aparición de cambios sociales.

¿Cuál es el papel del artista en la sociedad?

La visita a un museo en el que se muestran las obras de arte de siglos pasados nos habla de quiénes somos. De dónde venimos. Y ahí radican las claves. El arte es el reflejo de lo que los humanos hemos constituido y denominado “cultura”; el arte, por su contribución testimonial, sirve para inspirar, preservar el patrimonio material e inmaterial de un pueblo y transmitirlo de generación en generación.
Los artistas son aquellos capaces de indagar, desenterrar y aflorar lo potencial y reminiscente del ser (“cazar al ser”, según Jorge Oteiza), explorando las cosmogonías de lo humano. Su contribución ayuda a vislumbrar maneras nuevas o innovadoras en el mundo. Ellos se encargan de dar forma a eso material e inmaterial: arcanos recónditos, profundidades de lo universal, fuerzas espirituales, sentimientos personales…
“El papel del artes es, entre otros, aclarar o revelar, por una extensión de la experiencia, lo que para el ojo cotidiano queda oculto”, afirma Eugenio Trías.
En momentos donde el futuro de la humanidad se enfrenta a grandes desafíos, incluso aquellos que atentan contra su propia supervivencia, es cuando el arte nos ayuda a trascender lo vivido y convertirlo en simiente para la evolución. El arte es el poder ‘demiúrgico’ que tenemos prestado los humanos para crear lo que todavía no existe.

Fotografía: Oscar Rivilla
Música: Dr Symptosizer
Edición: Alexis Fernández en Cursiva Comunicación
Dirección de arte: Oscar Rivilla&Carolina Verd
Postproducción vídeo: Lury Lech
Moda:
Foto principal: vestido negro de Antonio García
Foto 2: vestido negro de Ernesto Naranjo
Foto 3, 4 y 5: vestido negro de Gucci