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Quien visita en la galería Marlborough la exposición “Escultura monumental” se convierte en parte protagonista de un diálogo entre piezas escultóricas de diferentes lenguajes, que tienen en común su gran formato y que increíblemente encuentran cobijo en un mismo espacio. La proporción de estas esculturas hace que se acerquen a lo sobrenatural.
Al observar y sentirlas obligan al espectador a situarse curiosamente frente a ellas, a interrogarlas sobre su verdad, y con su corpulento potencial se diría que fueran tan capaces como reacias a aportarnos las claves para descifrar los secretos que albergan.

La Galería

En la sala principal conversan nueve esculturas de gran formato; dos esféricas cabezas gigantes, tan potentes y metálicas como si de dos propileos defensivos de la fortaleza se tratasen. Son las dos magníficas piezas llamadas “Carmen dormida (La noche)” y “Carmen despierta (El día)” de Antonio López. Dos voluminosos bronces que tienen algo de tótems protectores con aire armoniosamente natural que inspira ternura, pese a lo grandioso de su magnitud.
Las custodia un pelotón marcial de ocho figuras estáticas a tamaño natural, de porte masculino, tiesas, de troncos enraizados, sin cabezas ni brazos. Su formación de dos filas de a cuatro y su extraña textura matérica entre lo vegetal y lo descarnado las dota de aparente fuerza coercitiva: «Standing Figures» de Magdalena Abakanowicz.
“Cueva de Montesinos II” de Blanca Muñoz parece una especie de gran racimo en flor, primorosamente metálico, de pétalos o frutos en forma de husos esferoides; centrifugación en fuga sostenida mediante varillas a un nudo centrípeto común. La artista, miembro reciente de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, desafía lo frío y lo duro del acero inoxidable y consigue hacer que mute en materia cálida; y así lo curva y lo dota de movimiento para brindarnos una envoltura, cobijarnos y mecernos en su imaginada brisa.

Francisco Leiro con su obra “Escorrodoira” proporciona un impulso anímico imparable al hierro y al pesado granito, convirtiéndolo en icono y personificación de lo que podría ser una deidad salvaje.
Además, Beverly Pepper y sus obras “Ptolemy´s Wedge II” y “Wedge Tree” estánfo rmadas por un lenguaje geométrico de armonías dimensionales. En sus esquemáticas proporciones parecen estar contenidas las llaves de apertura a los secretos del Universo.
George Rickey y su obra “Two Lines up Excentric” nos recuerda a través del juego de la oscilación de su escultura cinética que todo es pasajero; un leve giro y se generan proyecciones nuevas.
Y de forma más amable, Tom Otterness con su “Kissing Spheres” crea unas esferas grandes, redondas, dulces, que se funden en un beso. …

El metal y el verde césped

El hierro, el bronce y el acero parecen ser los materiales preferidos de los siete artistas que, como si de alquimia se tratase, lo moldean y manejan para conseguir que este frío medio de expresión nos transmita ideas, nos las cuente, y nos despierte emociones a través de sus formas y sus texturas. El verde bajo nuestros pies nos hace sentir que el techo desapareciera y que el espectador se sintiera en un parque, invitándonos a descalzarnos, a sentar y tumbarnos junto a las esculturas para observarlas con calma. Como si nos trasladáramos de lugar, nos invita a imaginar los espacios urbanos habitados por esculturas.

Exposición: Escultura monumental I en la Galería Marlborough del 13 de febrero al 21 de marzo 2020
Fotografía: Oscar Rivilla
Música: Dr Symptosizer
Edición: Alexis Fernández en Cursiva Comunicación
Dirección de arte: Oscar Rivilla&Carolina Verd
Maquillaje y peluquería: Sara Trueba
Moda:
Foto principal y foto 2: mono rosa de látex, sandalias y riñonera de Boohoo; bomber pistacho de Pepe Jeans cortesía de Globally
Foto 3, 4 y 5: impermeable morado y pantalones transparentes blancos de Boohoo; zapatilla de deporte de Deichmann cortesía de Globally
Foto 6 y 7: vestido azul y tacones de Boohoo; chubasquero transparente de Champion cortesía de Globally