Max Beckmann. Figuras del exilio

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Desde el 25 de octubre del 2018 hasta el 27 de enero del 2019 puede visitarse en el museo Thyssen-Bornemisza la exposición Beckmann. Figuras en el exilio. Max Beckmann (Leipzig, 1884 – Nueva York, 1950) es uno de los mayores exponentes de la pintura europea de la primera mitad del siglo XX. Con trayectoria en paralelo a la de su contemporáneo Kirchner, algunos lo encuadran como expresionista; sin embargo, él rechazaba cualquier etiqueta. Su trabajo es reflejo del tiempo en que vivió, el horror de las dos guerras mundiales y el trauma del exilio. Su obra es la representación de su mundo: refinado, crudo, sensual, dramático y violento. En ella conviven, en un caos lleno de contradicciones, el color y el horror, la fiesta y el desconsuelo, las máscaras y el misterio, el mar, la confusión y la angustia.

Sus obras son composiciones alegóricas

A través de sus composiciones parece que Beckmann nos quiere contar algo, recurriendo al sesgo de lo grotesco y lo distorsionado con la intención de acentuar, con esas diferencias, lo que él aprecia: la tensión vital que destila un ambiente emocional confuso y decadente. Lo hace con la fuerza expresiva de sus pinceladas llenas de color y con sus trazos negros como cortes. Por medio de una, en cierto modo, desesperada confesión creativa, Beckmann habla con el espectador a través de su obra y lo invita, con su lenguaje alegórico-metafórico, a que comparta e interprete su mundo: un mundo caótico, patas arriba; un mundo destartalado y sin remisión, que atrapa al ser humano con la tentación y le sume en la caída, tal como lo evidencia Hombre cayendo, de 1950.

Este artista expresa el horror de la guerra, que ha vivido de cerca como enfermero voluntario en el primer conflicto mundial. A través de metáforas visuales, expresa la violencia que ha visto y sufrido. También pinta el desarraigo que siente al dejar su patria: sufre vértigo, deja atrás lo conocido, lo amado, para enfrentarse a un futuro incierto. Termina perdiéndose en la ciudad del exilio, Babilonia, capital de las tentaciones, ciudad de atmósfera confusa que alberga una fuerza oculta y donde el ser humano olvida quién es.

A través de su arte, Beckmann nos habla de su tiempo

Cronista no solo de su época, sino también de su circunstancia, a lo largo de su vida Beckmann se autorretrata en numerosas ocasiones. Por intermedio de su mirada y gesto nos expresa cuestiones como su relación con el mundo, el sentido de la vida y el destino del hombre. En cada uno de sus autorretratos adopta un rol diferente, como si estuviera cuestionando su propia identidad.

La inquietud, la inestabilidad, el vértigo y la náusea que le producen un mundo que se tambalea es expresado a través de su mirar. Pasa de ser artista reconocido y profesor de arte a tachársele de pintor de “arte degenerado” (denominado así por el nazismo), lo cual le obliga a huir de su patria y convertirse en emigrante, perdiendo, de algún modo, su propia identidad. Sobrevive entonces como artista ambulante, se autorretrata escondiéndose bajo una máscara, como un actor de circo o de cabaret.

Beckmann pinta a la burguesía y las altas esferas de la sociedad de principios del siglo XX en un ambiente de alegre fiesta, en evasión de la dolorosa e incómoda realidad. Tumultos de personajes abarrotan sus cuadros conviviendo con cuerpos mutilados, en silencioso dolor (Begin the Beguine, 1946), que al estar arrinconados pasan desapercibidos si no los quieres ver. Todos deciden desinhibirse, olvidar y bailar el vals, autocomplacientes; bailan al son de una orquesta y de una sociedad que está a punto de estallar en pedazos.
Beckmann también pinta el mar y lo hace para tratar del exilio (Camarotes, 1948), la lejanía de lo desconocido, el continuo movimiento. De esa manera también el destino al que se somete el marino está lleno de riesgos y de peligros. Tiempos revueltos le tocan vivir a Beckmann, y así lo expresa en su atormentada obra.

Exposición: Beckmann. Figuras del exilio. En el museo Thyssen-Bornevisza desde el 25 de octubre del 2018 hasta el 27 de enero del 2019. En CaixaForum Barcelona del 20 de febrero de 2019 hasta el 28 de mayo de 2019
Comisaría: Tomás Llorens

Fotografía: Oscar Rivilla
Música: Dr. Symptosizer
Directora de arte: Carolina Verd

Maquillaje: Jose Sande con sombras Palette Electronic Look y pintalabios Kiss Kiss Rouge 325 de Guerlain
Peluquería: Jose Sande
Uñas: Isa by Consuelo Silveira Academy
Ubicación: Casa Velasco

Moda:
Foto principal: vestido largo rojo y zapatos de plataforma con hebillas negros de Gucci
Foto dos: chaqueta de La Condesa, pantalón verde de Soeur para Pez,
sandalias de Stuart Weitzman cortesía de Finally
Foto tres: Blusa y pantalón estampados de Liujo
y zapatos blancos de Pura López
cortesía de Finally

2 Comentarios

  1. Gracias a la animosidad y entusiasmo de Carolina Verd y a su competente equipo por acercarnos la obra de un artista casi desconocido por escasamente divulgado en nuestro país. Legado testimonial de un tiempo incierto en el que su autor resistió dando tumbos (a duras penas y autoexiliándose, pudo aguantar más que el desventurado Kirchner, que menciona).

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