El programa Cuatro Estaciones de Madrid ha llenado la Plaza Mayor con instalaciones de arte urbano para celebrar su IV centenario. La última intervención está a cargo de la artista Janet Echelman y se puede visitar desde el 9 de febrero hasta el día 19 del mismo mes.
La instalación está formada por una malla compuesta por capas de fibra técnica trenzada y anudada de 45 metros de largo por 35 de ancho y 21 de alto, en combinación con una iluminación espectacular. La Plaza Mayor hace de marco para esta obra en suspensión con el cielo de Madrid de fondo.
1.78 microsegundos
La escultura forma parte de la Earth Time Series que la artista comenzó en 2010 para reflexionar sobre el tiempo a gran escala. De hecho, el título de la pieza, 1.78, hace referencia a los microsegundos que se acortó la rotación de la Tierra el día que ocurrieron el terremoto y posterior tsunami de Japón en 2011. Las vibraciones alteraron la masa de la Tierra y aceleraron su rotación, reduciendo la duración de ese 11 de marzo.
Studio Echelman generó la forma 3D de la escultura utilizando grupos de datos de la altura de las olas del tsunami a lo largo de todo el océano Pacífico. La artista convirtió esos datos en arte. En esta escultura urbana nos hace reflexionar sobre la noción de que todos estamos conectados entre los sistemas naturales de la Tierra.
Interconectividad
Esta escultura flotante vibra con el viento y juega con la luz que hace que brillen sus colores: naranjas, rojos, magentas y púrpuras, creando una danza de color ondulante que cambia con la luz del sol a lo largo del día. Tiene un poder magnético, hipnótico; al moverse con el viento, el mismo aire que hace que nuestro pelo se mueva, nos hace sentir que somos uno con el mundo, todo está conectado. Janet Echelman habla de su obra como una forma de representar “la suavidad a gran escala”, una suavidad que el espectador siente cuando la composición cobra vida gracias al viento. Con los efectos de la luz que la hace brillar y el azul del cielo en contraste con los colores de las fibras, la artista consigue hacernos mirar hacia arriba y darnos cuenta de que somos parte de algo más grande.
“La idea central de mi obra tiene que ver con la interconectividad. El armazón de la red está creado de forma que, cuando un nudo se mueve con el viento, todos los demás nudos se mueven también. Es una pieza que trata sobre las relaciones y la interdependencia, las conexiones con otros seres humanos pero también con el medio físico”.
Madrid 1.78 para mí
El workshop de esta semana será, como siempre, un reto. Después de ver la obra y reflexionar sobre la interconectividad, la conexión entre los sistemas naturales de la Tierra, la Luna y las mareas del mar, etc. Iremos a nuestra mesa de experimentación. Ahí contaremos con diferentes fibras, hilos, lanas y cuerdas de colores.
Empezaremos haciendo una lista de elementos fundamentales para la vida (tanto naturales, como artificiales). Luego, los escribiremos en grande o tomaremos un objeto que los represente, y a cada uno le asignaremos un color. Entonces, iremos uno por uno, pensando en él, y lo ataremos a los otros elementos con los que esté relacionado. Así estaremos tendiendo materialmente las relaciones que existen de forma intangible entre esos elementos vitales.
Al final, obtendremos una estructura que, sin ser técnicamente compleja como la de Echelman, seguirá siendo conceptualmente muy poderosa y estará basada en los mismos principios que la suya. Seguramente nos llevaremos la sorpresa de que las cosas están más interconectadas de lo que alcanzamos a darnos cuenta.
Prometo enseñaros y contaros el proceso de creación de nuestra estructura. ¿Qué me decís? Soy muy ambiciosa, ¿verdad? Pero ¡qué divertido!
Fotografía: Óscar Rivilla
Diseño conceptual: Carolina Verd
Moda cortesía de Finally Press
Vestido: Liujo
Zapatos: Stuart Weitzman