En este tiempo de confinamiento, al vernos obligados a estar encerrados en casa, nos ha dado tiempo a reflexionar sobre aquello de lo que no podemos prescindir. Para mí, en estos momentos, es cuando más que nunca he necesitado rodearme de cultura, escuchar música, leer poesía, ver películas de esas que abren una nueva perspectiva. Y lo que más he echado de menos son las visitas a museos y galerías. ¿Cómo van a ser después del confinamiento? ¿Serán programadas o habrá lugar para entrar de manera espontánea? ¿Qué medidas van a tomar los museos para que se respete la distancia de seguridad mínima? Limitando el aforo, marcando un metro y medio, dos metros entre los visitantes, tendrá la ventaja de que las exposiciones se van a poder visitar con menos gente en las salas. Las visitas virtuales han conseguido de alguna manera quemar el gusanillo. Pero soñaba con recorrer los museos y galerías. A todos los amantes del arte este tiempo ha confirmado que este es un bien de primera necesidad. En un museo, en una galería, se encuentra nuestra historia, la historia de la humanidad, y, observando sus obras, nos damos cuenta de que todo pasa. Hasta el coronavirus también pasará. He creído oportuno preguntarle a dos personas que trabajan en el ámbito museístico y escuchar sus opiniones: José María Goicoechea, director de comunicación del Museo Thyssen-Bornemisza, y Adolfo Cayón, director de la Galería Cayón, aportan su visión en estos momentos inciertos y ofrecen respuestas de adaptación a esta realidad.
-PREGUNTA: El sistema de circuito internacional de intercambio entre los museos empezaba a ser insostenible antes de la pandemia. Ahora parece que va a resultar casi imposible. ¿Significa eso que tendremos que decir adiós a las grandes exposiciones? En el caso de las galerías, que estaban llevando a cabo un acercamiento a la gente y mostrándose más accesibles con eventos como el “Apertura Madrid Gallery Weekend”, ¿qué cree que ocurrirá?
José María Goicoechea: Se encuentra en la naturaleza de un museo, en especial en uno dedicado a la pintura, la presencia de las personas frente a la obra; frente a la obra que pertenece a la institución (en nuestro caso, la colección Thyssen-Bornemisza). Pero también frente a obras procedentes de otros museos, galerías o colecciones particulares seleccionadas con un criterio «curatorial» con las que se conforman las exposiciones. Las exposiciones van a seguir siendo uno de los
motores del museo, pero es cierto que se tenderá a simplificarlas: por los precios del transporte y de los seguros, por ejemplo, pero también por la previsible limitación de aforos a largo plazo. ¿Serán peores? No lo creo. Mi experiencia (ojo: no soy experto en arte) en estos 11 años en el Museo Thyssen es que algunas muestras menos populares, con menor tirón para una mayoría, han sido estupendas desde muchos puntos de vista: por la calidad de los cuadros exhibidos, por la tesis de la exposición, por la originalidad… Las próximas exposiciones serán más pequeñas (quizá), más baratas en cuanto a costes (muy probablemente), pero tendrán una tremenda calidad (con toda seguridad).
Adolfo Cayón: Después del confinamiento, como en el resto de negocios abiertos al público, en las galerías dependemos de lo que indiquen las autoridades. No puede decirse que las visitas a las galerías de arte hayan sido nunca masivas y por tanto imagino que cumpliremos los porcentajes de visitas sin problema. Otra cosa serán las inauguraciones.

-¿Bajo qué condiciones de medidas de higiene y seguridad se van a poder volver a visitar el Museo Thyssen y la Galería Cayón y cuándo?
J. M. Goicoechea: Abrimos las puertas del museo de nuevo el sábado 6 de junio. Solo habrá actividad expositiva, es decir que se podrá visitar la colección permanente y las dos exposiciones (“Rembrandt y el retrato en Ámsterdam” y “Joan Jonas: Moving Off The Land II”), que han sido prorrogadas durante todo el verano. El aforo de público se reduce a un 30 % del habitual, lo que quiere decir que entrarán 25 personas cada cuarto de hora a la expo de Rembrandt para que no haya más de 100 visitantes a la vez (se recomendará que la visita no dure más de 45 minutos); en la de Joan Jonas puede haber hasta 65 personas y en la colección permanente 1.200. Además, se retirarán folletos y planos en papel, que podrán descargarse mediante unos códigos, y recomendamos que las entradas se adquieran online o por teléfono, para que el visitante acceda de la manera más directa posible a las salas. Para entrar en la tienda será obligatorio el uso de guantes; y el de mascarilla en todo el edificio.
A. Cayón: En nuestro caso hemos instalado mamparas y dispensadores de gel en las entradas de los espacios. Así mismo, se han retirado los libros de consulta y las notas de prensa, que pasan a ser solo digitales. Tengo claro que las exposiciones que no han sido inauguradas, como la de Alan Charlton y Hernández Pijuán y otras programadas que no hemos podido disfrutar durante el confinamiento, las inauguraremos el próximo mes de septiembre. Son dos muestras soberbias que el público debe tener oportunidad de ver con la tranquilidad que espero que el tiempo nos confiera. Respecto a las ferias de arte, sin duda se seguirán celebrando como se ha hecho hasta ahora.

-El trance presente ha obligado al espacio de arte a desarrollar un cambio de experiencia estética y a seguir potenciando el contenido online, planteando las muestras de otro modo. Durante el confinamiento hemos podido disfrutar de las visitas y de las charlas virtuales que están al alcance de todos, ¿se va a continuar ofreciendo esa oportunidad a través de la experiencia virtual de acercar el museo a cualquier lugar?
J. M. Goicoechea: ¡Claro! Ya lo hacíamos antes. La mayor parte del material que hemos difundido durante estas semanas de confinamiento ya existía y ya la habíamos utilizado. Hemos creado algunos recursos nuevos, pero la idea de que nuestra actividad y nuestros cuadros se pueden disfrutar tanto dentro como fuera del edificio ya estaba en la estrategia del museo desde tiempo atrás. El peso de lo digital va a seguir creciendo y le daremos nuevos usos. Por ejemplo, acabamos de poner a punto una visita guiada online que permite añadir recursos (gigapixel, radiografías, etc.) a la explicación que no se puede ofrecer cuando esa visita se hace en las salas. Y haremos más directos y mejoraremos las visitas virtuales. Y veremos hasta dónde podemos llegar.
A. Cayón: La venta a través de imágenes siempre ha sido una herramienta fundamental, desde la época de las transparencias. Otra cosa son las exposiciones; la experiencia de enfrentarse a una obra de arte es, por fortuna, irreemplazable.
Quizá por eso para mí, como esa Carolina Verd que disfruta en museos y galerías, ese recorrido es mucho más que un paseo rodeada de obras de arte, es una sumersión en la historia de la humanidad. Es donde se hallan las claves que nos hablan de nuestro pasado, de lo que ocurre en el presente y de aquello que nos proyecta en el futuro.

Pie de foto. Ojalá estos círculos fueran círculos mágicos que simbolizaran lo absoluto, lo infinito contenido en la perfección de la armonía; círculos no cerrados como el Enso japonés, o los círculos que dibujaba Jung para hallar la calma, el impulso para ir más allá. Pero son los círculos en los que nos encerramos en espacios abiertos para crear una “distancia de seguridad” ante un virus que circula a sus anchas. Círculos que marcan límites, círculos que representan separación, una protección deseada. Ojalá fueran círculos de auto-curación y pudiéramos abrirlos… Acaso para ir más allá desde aquí.
Fotografia: Oscar Rivilla
Música: Dr Symtosizer
Edición: Alexis Fernández en Cursiva Comunicación
Dirección de arte: Oscar Rivilla&Carolina Verd
Moda:
Foto principal y foto 4: vestido crudo de Ba&sh; zapatillas de Pepe Jeans cortesía de Globally.
Foto 2: vestido blanco de Ba&sh; zapatilla de Deichmann cortesía de Globally.
Foto 3: mono crudo de Ba&sh; zapatilla de Champion cortesía de Globally.